¡La nieve se mueve!

Hacia frío, mucho frío. No se había imaginado que iba a estar en un lugar tan poco próspero para pasar su pequeño viajecito. Neftalí se consciente de que su cuerpo humano no era una ventaja para poder llevar a cabo el resto de su viaje, hizo desaparecer su esbelto cuerpo para quedar convertida en una extraña criatura de color blanco, camuflándose con la nieve del paisaje y destacando sólo por el pequeño animalito que se había posado en su cabeza con dos brillantes ojos sobre el camino que era… totalmente blanco. La joven no tenía mucha idea por donde empezar a andar porque todo lucía exacta y malditamente igual. Era lo mismo ir por la izquierda que ir por la derecha y el viento frío y los copos de nieve caían de igual forma por la izquierda que por la derecha. El extraño ser de cabeza picuda no sabía qué camino tomar ahora.

Tomó su bastón en su mano y lo hizo girar varias veces en sus manos hasta que señaló hacia la derecha ¡sí, ése era el camino a seguir! ¡Derecha! Con paso de soldado en plena marcha, comenzó a avanzar moviendo sus brazos abusivamente de adelante y atrás, haciendo más evidente aquel vaivén del cuerpo cuando se movía al andar. Sky, su pequeño compañerito no decía nada. Con los años, había logrado acostumbrarse al carácter de su compañera y hasta lo tomaba como parte de su naturaleza lo que le encantaba y razón por la cual ésta pareja dispareja seguía junta todavía.

Caminó hundiendo sus pies pequeñitos en la nieve dejando marcas que iban desapareciendo con la nueva nieve que iba a cayendo encima de la antigua formando una alfombra pareja y totalmente blanquecina en la que el extraño ser se camuflaba cuál camaleón en su ambiente natural. Sólo destacaba por su pequeño compañero que sobresalía de su largo sombrero de copa blanco como un pequeño puntito negro.

Andando y andando, estuvo girando el bastón en su mano, pero entre un gritó que sintió en medio de la soledad y la posible y eminente avalancha, tuvo que salir corriendo viendo volar su bastón lejos de ella, sin tener la posibilidad de recuperarlo por huir de la nieve que caía con una fuerza que arrasaba con todo lo que se encontraba. Incluso, con ella.

Frío, frío, frío. Todo estaba frío y cubierto de un blanco impoluto que hacia difícil no aburrirse al ver semejante paisaje ¡pero peor era aún, estar contemplándolo de primera mano desde el centro del paisaje! Neftalí y su amigo Sky habían quedado sepultados bajo la nieve y con la ayuda de aquel extraño que los había tomado como si fuesen tan livianos como una pluma había logrado sobrevivir a que la nieve los aplastase. De todas formas, estaban metidos en el interior de aquel sitio y no tenía mucha idea de qué hacer para salir.

Al poner sus grandes y esponjosos pies sobre el suelo, las almohadillas de la amorfo quedaron marcadas en el suelo como una huella de que ella había puestos sus pies allí.

-¿Cavar? ¡Por supuesto! Usted está hablando con una genia de las cavaciones- dijo ella alzando su bastón con orgullo. Por suerte, aquel agujero en donde habían quedado atrapados era lo suficientemente alto como para que al hacer ése movimiento no golpease el techo y se le viniese todo abajo –cavar, cavar, cavar- dijo examinando el lugar dando una vuelta alrededor de las paredes esperando que se le ocurriese una idea brillante para salir de allí. su bastón no servía para cavar. Su sombrero… tampoco era buena idea. ¿y sí….? No, no era buena idea.

Se dejó caer de patas cruzadas en el suelo frío cubierto de nieve mientras pensaba y pensaba la forma de salir de aquel recodo en el que habían quedado atrapados. Así, toda su genialidad se había quedado varada en algún lugar que había cubierto la nieve. La muchacha no tenía mucha idea de qué hacer y con su extraño compañero encapuchado, segura no estaba de seguir con ello. Pero, fue un haz de luz lo que la iluminó en ése momento cuando Sky se posó en uno de sus pies y se quedó mirándola fijamente con la cabecita ladeada hacia la derecha esperando escuchar las ideas de la joven muchacha.

Su mente seguía fija en aquel animalito cuando de repente ¡zas! La idea brilló en su mente y su gran nariz casi le da a su amiguito cuando se irguió hacia el frente.

-¡Sky! Tú nos ayudaras. Necesitamos una pala. Pa-la- dijo haciendo un movimiento de clavar la pala en el suelo y tirar la tierra hacia atrás de ella. Pronto, buscó palpando sus ropas y al descubrir que no tenía nada comestible encima se puso más pálido que la nieve (si es que eso era posible) –Oh, no, no, no, no- dijo volviendo a palpar todas sus ropas nuevamente. Si no conseguía eso, se iban a quedar atrapados allí hasta que otra idea saliese de su cabeza.

Pensar, pensar, pensar, pensar. No era de las cosas que mejor se le daban a Neftalí y corriendo el riesgo de quedar sepultados en ése pequeño cubículo que había hecho el extraño en la nieve, no era bueno dejarla al mando, pero ¿qué sabía aquel pobre iluso de la tontería que estaba a punto de cometer con la joven liderando su escape? Quién sabía si era consciente de que aquella criatura de rara apariencia no era precisamente el “as de la precisión”.

Sin embargo, todas esas suposiciones no solían desanimar a la pequeña amorfa si de esas cosas se tratasen. Aunque en la organización no supiesen valorar su gran “desempeño” ella estaba orgullosa de todo lo que había logrado gracias a su “ingenio”. Ahora, no iba a ser diferente por estar atrapados ¿no? Nop, no debería ser diferente por ello.

Pensando en qué le daría a Sky a cambio por la pala, siguió palpando sus ropajes blancos como su piel misma ignorando a su compañero notoriamente por ésta razón. Sky no aceptaba fiarle a nadie un deseo, ni si quiera, a la muchacha que lo acompañaba siempre. Aunque era bastante generoso cuando de cosas a cambio dar, jamás había dado algo por simple amor al arte.

Neftalí volvió a suspirar cansada por seguir buscando y no conseguir nada de nada de nada.

-¡No puede ser!- dijo con dos cataratas saliendo de sus ojos negros inhalando fuertemente mirando el suelo que era completamente blanco, casi pareciendo que iba a desaparecer en cualquier momento al cerrar los ojos. Sin embargo, no todo estaba perdido. Como dicen por ahí, las soluciones muchas veces se encuentran justo frente a nosotros y allí estaba.

Sin pensarlo si quiera, la muchacha se levantó de un golpe y se abalanzó contra el castaño tomando de golpe la pipa que tenía en su boca tomándola entre sus dos manos como un valiosísimo tesoro que había tenido la dicha de encontrar en el momento preciso para poder salir de aquel lugar.

-¡Eso, eso!- dijo mirando el artefacto en sus manos con un brillo demasiado peculiar en sus ojos mientras lo miraba entusiasmada -¿esto servirá, Sky?- el pequeño animalito se acercó a dicho objeto olfateándolo lentamente y al darle un par de vueltas por encima, abrió grande su boca y se lo tragó sin importar que la pipa estuviese encendida. A los segundos, abrió la boca y eructó dejando escapar un poco de aire y el humo de la pipa mostrando una cara de satisfacción al hacerlo.

Emocionada la muchacha, espero a que su pequeño amiguito hiciera lo pactado, abriendo su boca y haciendo aparecer una pequeña cortina de humo en la que acabó una pala en las manos de Neftalí, haciendo que se emocionase más hasta empezar su famoso bailecito con aquella pala en la mano.

-¡Ahora saldremos!- dijo dando una vuelta sobre su eje y con la pala en el aire, sin tener cuidado de golpear las paredes o peor aún, a su compañero.

Si podía ayudar la nieve en algún momento sería justo éste en el que tendría que hacerle efecto. El golpe que había recibido Nef por parte del viajero la había dejado con un fuerte dolor de cabeza y prontamente, un chichón de tamaño monumental en su pequeña cabecita. Seguramente, eso le iba a doler mucho más en cuanto pasará ése frío sepulcral que los invadía en medio de aquel hueco en el que habían quedado atrapados los dos por culpa de la avalancha.

Sacando la cabeza de la nieve, dos cataratas de lágrimas comenzaron a descender de sus ojos pasando el dorso de su brazo por sus ojos para secar un poco aquellos lagrimones que salían como si hubiesen abierto una canilla de agua y la dejasen abierta.

Tomando la pala con ansias, comenzó a cavar rápidamente dejando una montaña de nieve en medio de los dos haciendo a modo de separación aquello.

-Malo, malo, malo, malo- repetía mientras cavaba con más entusiasmo aún comenzando a perderse de vista de aquel extraño mientras se adentraba en el hueco que iba haciendo en la nieve y su pequeño amiguito, la seguía con suma tranquilidad. Parecía que no estaba apresurado por salir como sí lo estaba Neftalí. Por esa razón, seguía cavando con rapidez hasta que llegó a la mitad y se cansó, apoyando su espalda en la pared de nieve y sacando su sombrero para apretar la base con las manos e inflarlo como si fuese un globo para volver a dejarlo normal sobre su cabeza, tomándose unos minutos de descanso para seguir con aquel pequeño túnel que hacia para escapar del agujero y del hombre malo que había dejado atrás.

Cuanto más sentía el dolor de su cabeza palpitar, más recordaba lo malo que había sido aquel que había sido capaz de golpearla de aquella manera a tal punto de dejarle próximamente un chichón en la parte adolorida. Sky la seguía fielmente como era costumbre mientras ella caminaba en la nieve, sirviéndole de alguna forma, de camuflaje si no fuese por aquel animalito negro que se posaba sobre su sombrero y su bastón que se movía al compás de sus manos mientras andaba, teniendo la pala obtenida con la pipa en la otra mano, llevándola quién sabe a dónde más no tenía idea de dónde se encontraba y el sentido de la orientación de la muchacha era tan bueno como el sentido común de ella.

Siguiendo ahora, con el túnel, Neftalí cavaba como si el mundo estuviese a punto de perderse, queriendo conseguir irse lo más lejos que pudiese de aquel hombre malo que la había tacado, cuando de repente, su voz se escuchó detrás de ella y como acto reflejo, dejo caer todo al suelo haciéndose una bolita con su cuerpo, dejando sus patas sobre el sombrero mientras cerraba con fuerza los ojos en busca de escapar de los posibles golpes que pudiese ofertarle el extraño. A riesgo de no pasar desapercibida, se quedó quieta esperando que fuese suficiente eso para alejarlo de ella cuanto antes.

El silencio no tardó en romperse y el tan esperado golpe no llegó hasta ella, dejándola sorprendida por aquello que había sucedido y abriendo un ojo con suma cautela para cerciorarse de que no fuese una trampa lo que aquel hombre hacía con el fin de que ella estuviese mirándole cuando él se dirigiese a la muchacha.

-¿Ésa cosa era un ser querido?- preguntó con tristeza sintiéndose culpable de haberle dado a Sky esa cosa que había obtenido por la pala -¡Sky se comió a alguien!- fue lo primero que pasó por su mente al relacionar todo y acabar llegando a la conclusión, de que la pipa no era una simple pipa, sino, algo más o más bien, alguien y de ahí las razones que encontraba para haber sido golpeada de ésa forma –Sky malo. Lo siento, lo siento- dijo haciendo una reverencia ante el muchacho esperando que fuese disculpada por aquella atrocidad que había cometido.