Bruma marina

La incertidumbre aún seguía latente en mi cabeza. Unos cuatro días ya habían pasado desde que había recobrado mi vida en ese mar rojizo del atardecer. Quien sabe cómo había llegado y aún, después de rondar por allí un poco, me encontré con que estaba solo. No había nadie cerca ni tampoco, a quien pudiera reconocer como parte de mi pasado, mi presente o bien, quizás, como parte de mi futuro. Estaba demasiado solo y una sola palabra estaba en mi mente: Tooya. Estaba seguro de que ese era mi nombre pero no podía confirmarlo a ciencia cierta. Quizás, tuviera que seguir caminando un poco más.

Las olas me habían acompañado desde que había “comenzado a vivir”. Era mi primer recuerdo de este mundo desconocido y hasta ahora, seguía siendo el único que tenía presente en lo que resultaba mi ahora. Había algunos animales a mi alrededor pero ninguno tan constante como el mar que salpicaba las orillas con sus olas cada tanto.

Mis pies descalzos palpaban el suelo y de pronto, vi a una mujer en medio del agua. Parecía complacida con el agua que golpeaba contra su cuerpo por momentos y además, era sumamente hermosa, más con aquel perfil perdido en el mar infinito.

Me quedé unos minutos mirándola, sin decir nada. Parecía algo así como embobado, no sé si era por ella o es que era porque me había encontrado con una persona después de tanto tiempo de estar solo.

No estaba seguro de si acercarme o no a ella. No quería interrumpir aquel momento de soledad que estaba disfrutando y sin darme cuenta, me quedé mirándola unos momentos más, sin hacer nada más que eso: mirarla.

Me quedé un rato mirando a la muchacha en el agua. Viendo sus movimientos, sus gestos, desde la distancia, apreciaba cada sutil movimiento que el agua hacia con su cuerpo y que ella hacia para provocar aquellas ondas en el mar inmenso.

Iba a marcharme, no quería interrumpir aquel momento de goce, meditación o simple ocio de la muchacha, quizás, tendría cosas más importantes qué hacer que hablar con alguien que no sabia quién era, así como yo ¿qué podía sacar de bueno? Fue en ese entonces cuando vi su cuerpo flotando en el agua, sorprendiéndome verla de esa forma, haciendo que mis piernas comenzaran a emprender camino hacia el lugar donde había quedado tendida la muchacha, metiéndome en el agua, sintiendo el frío que éste tenía para tomar a la joven pelirroja y de piel pálida entre mis brazos. Su cuerpo estaba bastante frío, pero sólo lo atribuí a la helazón del agua.

-¿Te encuentras bien?- dije con ella en brazos, esperando que ella me respondiera, habiendo visto su cuerpo mojado por completo y con aquellas escasas ropas que llegaban a cubrirla. Así sería fácil que pescara un resfriado.