Encuentro →Nanami←

No he sido capaz de salir de los territorios del Emperador. Para colmo, termine perdiéndome. Azur habrá sido devorado?. Que mascota más inútil!. Caminaba el zorro elegante sin mostrar debilidad alguna. Estaba muy atento a una posible emboscada. Sostuvo su abanico para tapar su boca y mostrarse sólo sus ojos violáceos con una mirada fría, distante. El camino del bosque parecía tener fin y a larga vista se notaba aguas. Donde hay agua, hay población en mayoría humanos. Notó la presencia de un ser viviente mágico, más bien unos cuantos. Una pequeña hada empezó a huir de otras que le arrojaban un líquido rojizo. La hada desesperada se dirige hacia Tomoe aproximándose a su rostro, hasta que vuela alto para no chocarlo, pero queda sorprendido cuando ese líquido extraño rápidamente se acerca a su cara, usa su abanico para no mancharse. Pero el abanico quedó mojado y no podía cerrarlo, además de ser pegajosa. Cierra sus ojos enojado, las hadas se rieron alejándose del zorro adentrándose en el bosque, pero no la víctima que se detuvo a observar la aura maligna del zorro incrementándose, quiso advertirles a las demás, pero Tomoe genero fuego que ardía en su mano izquierdo.

-Muéranse insolentes- y les arrojó su fuego hacia las hadas en grupo, la victimaria volo rápido, pero también las otras le seguían, el fuego las perseguía. Tomoe camino hacia el agua. Una vez en la orilla, se agachó metiendo el abanico a ver si salía el líquido. Luego apareciendo otras hadas furiosas contra él.

-¡Has desaparecer el fuego y tal ves, perdonamos tu vida!- mencionó una. Dejó su abanico en el suelo. Se dibujó una sonrisa malvada en Tomoe mientras se puso firme contemplándolas. Dos flamas azules ardían en ambas manos.

-¡Qué divertido! Las comeré y sabré si son deliciosas- expresó desafiante. ¿Se podría detener ésta batalla?

Spoiler:

La chica de cabellera castaña, Momozono Nanami, seguía vagando por las tierras desconocidas, sus esperanzas para encontrar la salida de aquel lugar se iban desapareciendo a medida que sus pasos la internaban cada vez más entre vegetación.
Observaba a su alrededor, cada vez las cosas se le hacían mas confusas, ademas de tenebrosas. Un suspiró salió de su boca cuando decidió detenerse dándose por vencida, no encontraría nunca una salida de ahí, o almenos eso se llevaba diciendo ella desde hace un buen rato.

-¿Como fue que llegué aqui? -se preguntó apoyando sus codos sobre su regazo y en las palmas de sus manos apoyaba su mentón- Tengo hambre.. -su estómago rugió secundandola.

Un alboroto no muy a lo lejos la hizo alzar la mirada, notando como un pequeño grupo de hadas eran perseguidas por un fuego de color azulado, haciando que una gota rodara por su nuca ante lo poco creíble que era lo que sus ojos observaban. Finalmente observó como las hadas fueron alcanzadas por el fuego, quedando hechas cenizas, parpadeó perpleja y se levantó, ahora intrigada al respecto, ¿de donde había salido eso?, se preguntaba conforma caminaba.

Finalmente pudo observar bien todo, auqnue se quedó unos instantes oculta entre las sombras, veía un grupod e hadas furiosas deseosas de enfrentarse contra un kitsune, al observar sus manos notó aquel fuego azul que estaba en sus manos e inmediatamente corrió a ponerse frente a las pequeñas hadas y observando al kitsune que tenía en frente.

-No les hagas daño -musitó con una mirada fija en él sin mostrar pánico ante el fuego- No se que haya sido lo que pasó pero, no les hagas nada.. -se giró hacia las pequeñas hadas y platicó unos segundos con ellas, mirando de vez en cuando al kitsune, hasta que por fin se marcharon y ella solo se despidió con su mano, dándole la espalda a él- Bien... creo que las cosas estan mejor asi.. murmuró apra si misma.

Spoiler:

Levanta su ceja derecha ante la oposición de matar a las hadas restantes. Valiente tal vez o inmensamente estúpida. Al terminar de hablar la mujer empezó a dialogar con el grupo enfurecido . Me quedo con lo segundo, meditó en relación a su pensamiento anterior. Al verlas Tomoe, recuperó su mirada fría y notando la tranquilidad del grupo, apagó sus llamas. Mi posible victoria fue interrumpida. Estando la mujer dandole la espalda, cerro su mano derecha haciendose un puño, la levanta frente suyo, observa a su nuevo ábice. Sonríe y de su puño emerge su dedo índice, originando un pequeño fuego azul en el ápice del dedo. Huele a híbrida. Estuvo algo sorprendido por el hecho, de oler mitad humana y.. mitad kitsune. Inclina su cabeza hacia su derecha concibiendo una pendiente ligera. A los demonios nos gusta jugar, tanto como de mezclarse con humanos.. Parece pura. Musitó cierta risa en su pensar. ¿Pura?. En sus venas corre la sevicia de un demonio. Cerró los ojos convaleciendo su postura firme y decidió sentarse, una vez cómodo allanando los pastos verdes bajo suyo. Mientras que pájaros de cantidad puntaguélico salen disparados de una copa de árbol muy cercana a las termas. Quedando así repulgado su ropa pero sosteniendo elegancia por sobre todo. Habla

-Chiquilla entrometida ^_^ - dijo sonriente en tono gentil y de buena manera.

-Demuestra que no eres tan inepta como aparentas- mantuvo su tono de voz y una vez acabado su diálogo con la hanyou, exponiendo su dedo y al soplarlo hacia ella, va disparado el pequeño fuego de Tomoe, que repentinamente crece su tamaño a una más grande. El show acaba de comenzar, ríe encantado con la idea y del espectáculo que sólo él será testigo. Se recuesta apoyando su codo por el suelo verdoso y la palma de su mano en su rostro. Si tuviese sake sería espléndido. Contempla a la mujer fijándose en sus próximos movimientos.

Se giró sobre si misma al escuchar la voz del kitsune a sus espaldas, y así contempló cada movimiento que alquel Yunkai de sangre pura hacía hasta que, el soplo que le dió a su dedo llamó su atención, fue así como poco a poco un misero fuego azul se hizo cada vez mayor en proporción haciendo que pro unos segundos Nanami dudase sobre lo que debería de hacer.
Tan solo segundos bastaban para que el fuego azulado la impactara, no se movía pues sabía que no le sería de utilidad y, sin más, poniendose completametne serena, obtó por dejar fruir en su ser su sangre de kitsune, apareciendo así un par de orejas marrones sobre su cabeza al igual que una cola larga y mullida.

Desenbainó su katana con rápides y, concentrandose en frenar el ataque, golpeó el fuego azul con la katana, haciendo que sus poderes de sacerdotisa, tal y como era su profesión, apagaran y detuvieran el fuego ahsta que este se extinguiera por completo. Guardó su katana un poco exahusta por ello, no solía hacer cosas que mezclaran su arma demoniaca con sus poderes "divinos", pero, en situaciones así, no le quedaba mas opsión que eso, quedando evidentemetne afectada por ello. Apenas y tenía fuerzas para mantenerse en pi y su mirada serena pero repleta de seguridad se clavó en él.

-No soy tan indefensa como parezco.. -musitó, mas sin embargo fueron cuestion de segundos antes de que la poca energía que le quedaba luego de la combinaciónd e ataque huyera de su cuerpo frágil de humana y acabara perdiendo el conocimiento, desplomandose sin más en el suelo a mercerd del kitsune que sin previo aviso le había atacado.

No pudo disimular en su mirada cierto asombro. Sintió su energía demoníaca y la mujer no se dejó llevar por la desesperación. Sonrió. Lo hiso muy bien. No esquivó mi ataque por que sería inútil. Claro, de seguro vió como mi fuego calcinó a ésas hadas inútiles. Un punto a su favor. Al final lo bloqueó con esa katana, que si no fuera por esos poderes de sacerdotisa,la hubiese quemado. Se ve tan segura con su apariencia híbrida. Combinar poderes contrarios que se rechazan entre sí es tan difícil, es como tener a un lado hielo y el otro fuego. ¿Cómo hacer para que el hielo no se derrita?. O al fusionarse el fuego y hielo, ¿Deje de ser hielo?.

Su susurro se oyo tan languidecido. Tomoe amplia su sonrisa perversamente. Tus fuerzas desfallecen, joven sacerdotisa. Al estar a punto de caer al suelo, sopló un viento fuerte levantando así, hojas de árboles y otras plantas del lugar. Sus cabellos parecían hilos fuertes y flexibles al viento. Cayó de espalda al suelo, parando así también la brisa.

Recuperó su postura, poniéndose de pie. Camino aproximándose a la sacerdotisa, estando al lado suyo parado observándola. Puede ser un truco, recupera sus energías para luego atacarme. Aun que yo lo inicié. El pelo de la joven cubrio gran parte de su rostro. Te pareces a alguien, ¿Pero a quién?.

Sin más remedio tuvo que agacharse doblando sus piernas y sentandose en ellas. Con sus dedos esparció los cabellos aún lado para contemplar mejor su cara. Al verla nítidamente. Vió a.. ¡Yukiji en ella!. La misma expresión. Quedó atónito, pasmado, quieto. Mientras una melodía se hiso escuchar. Es exactamente igual a ella estando así. Cuando estaba enferma gimiendo del dolor. La ilusión de los recuerdos de Tomoe lo dominaron. Acarició su rostro, creyendo que era su amada. La recogió en sus brazos delicadamente, de cierta forma la abrazó apoyándose la cabeza de la joven junto a su pecho. Le era difícil aceptar la muerte de la mujer que más amo durante toda su vida. Parecía que ella nunca se fué, sino faltaba que la hallase.

Nuevamente camino hacia las termas. Dirigiéndose hacia un árbol ubicado en la orilla del agua. Dejó acostar el cuerpo de la mujer por el pasto,mientras el kitsune se sentó recostándose por el tronco del árbol, que les ofrecía amplia sombra, acomodó la cabeza de la muchacha en sus piernas. Metió su mano en el agua y acumulandola un poco, limpia su rostro.

La mirada del youkai se entristeció. Despierta Yukiji y jamás te separes de mí. Pasaron muchos minutos, o tal ves una hora, pero el demonio zorro seguía cegado a causa de sus sentimientos y ésa música se repetía una y otra ves.

No lograba ver absolutamente nada, lograba escuchar cada sonido.. aunque quiza era que su oído la engañaba, en mediod e su inconscienca escuchó pasos que se aproximaban hacia ella, pero, era incapas de hacer algo.
"¿Será este mi fin?... ¿moriré?" se preguntaba a si misma a la espera de que algún sonido o el dolor mismo respondiera a esa pregunta epro, anda, solo una suave y dulce mano quitando algo de su rostro, "¿mi cabello?" se preguntó confusa pero, aquella pregunta fue ignorada al sentir aquella misma mano, suave y dulce, acariciar su rostrom podría estar segura de que si estuviese consciente su rostro se acabaría sonrojando.

El soplo de la brisa a su alrededor era lo unico que podía eprcibir, sintió que el suelo desaparecía, "¿me cargó?.. ¿a donde me lleva?" no estaba segura aun de si lo que percibía era la realidad o, no era mas que una simple jugarreta de su cerebro para fastidiarla un tiempo con un completo desconocido, pero, de una cosa estaba segura, le llegaba a agradar el ser tratada así auqnue no estuviese acostumbrada en lo más mínimo a ello.
Sus sentidos no fueron capaces de percibir anda mas pues, por un tiempo la obscuridad la envolvió completamente.

Logró sentir algo húmedo en su rostro, epqueñas gotas que chocaban contra este, als cuales la hicieron volver en si misma poco a poco,entre-abriendo los ojos para enfocarlos en el kitsune. Su cerebro no reaccionó del todo ante ese hecho y, observo a su alrededor sin moverse demasiado, notando que no estaba precisamente en el mismo lugar en el cual sus fuerzas habían desfallecido dado al choque entre poderes y su cuerpo humano, débil ante ello.

- ¿Donde... estoy? -preguntó regresando su mirada al kitsune.

Sentía que su cuerpo se quejaba por haberle hecho cargar con tanta energía, no deseaba moverse dado a que cada pequeño movimiento hacia que sus musculos se contralleran provocandole dolor, así que, solo observó al kitsune.

-Grascias por no lastimarme -exclamó la castaña dándole una dulce sonrisa, con un muy suave sonroja, el cual había sido producto del "sueño" que jabía tenido mientras estaba inconsciente.

"¿Dónde estoy?", que pregunta. Miraba a la joven. Por lo menos a despertado.

-En las Termas al final del Bosque-. Seguía mojandola en la frente con agua. Esta débil. No podía despejar su vista de los ojos de la mujer. Suele estar más liviana así como la pluma. Pero su cuerpo esta duro.¿Se habrá enfermado nuevamente?. ¿No fue suficiente el antídoto que te había dado antes?

"Gracias...no lastimarme" ?. ¿Cómo podría herirla?. Los ojos de kitsune se agrandaron encontrándose sorprendido.

-Jamás te dañaré- acarició su rostro, aproximando el zorro su semblante quedando a unos pocos centímetros de distancia de la cara de la sacerdotisa.

-Yukiji.¿Cómo llegaste aquí?- musitó cariñoso. Continuaba cegado, aun que ni el mismo Tomoe era consciente de ello. Tal parece la música clásica que se escuchaba lo afectó.¿Será alguna magia de quién sabe que criatura?.
Los dedos del youkai delicadamente rozaban los pómulos de la castaña. Esperaba ansioso la respuesta de la mujer que imagina.

Nanamie staba algo confundida por la repentina amabilidad del kitsune y, quizá de una manera algo torpe, su coraazón comenzó a latir con fuerza en su pecho ante la mas ligera caricia o roce del kitsune con ella, ademas de que sus mejillas tomaron un tono rosa suave.
Lo escuchó, su tono de voz era amable y sulce, al igualq ue el toque de sus manos, su tacto era muy amable,e staba segura de que recordaría siempre ese tacto, pues, era la priemra vez que alguien demostraba que se preocupaba por ella y que le demostraba ese tipo de "cariño" en años.

- Ya.. ya veo.. -susurró suavemente, comportandose con torpeza.

Escuchó lo siguiente que el kitsune dijo y se cubrió el rostro con sus manos, no podía dejarse caer de esa manera, no podía dejarse engañar con palabras tan dulces que la hacen desear verdaderamente que sean reales y que la hacen sentir extraña. Lo miró descubriendo un poco su rostro ahora muy sonrojado.

- Gra-gracias.. -dijo suavemente.

"Yukiji", la habia llamado Yukiji tompiendo aquella ilusión que se había formado tontametne en ella, haciendo que en su rostro, a pesar de que sabía de que no debia de ser así, en especial con un desconocido, la desilución, la habían confundido con otra chica. Vio la cercanía de sus rostros y, colocó sus manos en el pecho del kitsune en un vano intento por mantener esa distancia y no acercarse aun mas.

- ¿Yu-yukiji? -preguntó con su mirada clavada en él- l-lo siento pero.. y-yo... y-yo no soy... Yukiji.. -dijo mirándole, esperando su reacción.

Lentametne, y haciendo una ligera mueca, movió un bazo ahsat que este tocara e, agua, dejando su mano húmeda y luego pasarla tímidametne por el rostro del kitsune, para ver si así despertaba de lo que parecía un trance en el que estaba.. auqnue... su subconsciente deseaba que no lo hiciera.

Sonrió feliz. Al taparse el rostro la joven, notó su nerviosismo y lo sensible que era. Es la primera vez que te comportas así. Cambiaste mucho. "Gra-gracias.." habló la mujer. ¡Qué hermosa eres sonrojada!. Y una de sus manos apoyado en mi pecho, intentando detenerme. Sólo me das ganas de besarte. Escuchó cada palabra, pero quedó extrañado y ligeramente sorprendido. Se arqueo una de sus cejas. Y con el esfuerzo de la sacerdotisa mojándo la frente de Tomoe. Pensó.No me recuerdas..?

-Soy el mismo de antes- mencionó. Alejó el kitsune su rostro de ella, recostando su cabeza por el tronco del árbol. Suspiro

-Esa melodía..- mencionó. Empezó moviendo sus dedos a enredandolo con el cabello castaño de la dama. Mientras que las gotas de agua bajaban del rostro del kitsune. Observó el cielo azulado y pocas nubes blancas.

Recuerda repentinamente, algo desagradable. "No me convienes". ¿Por qué me acuerdo de esas duras palabras?. Se enojó tanto conmigo.

-No te molesta mi presencia?-dijo notándose en su cara gestos tristes.

Habrá llegado asi como yo?, antes de que su alma fuera al Cielo, llegó aqui sin recordarme. Se dibujó una sonrisa en el kitsune. Me alegro. Es lo mejor. Tanto tiempo de espera con tal deliciosa llegada, la más deseada. Yukiji, eres la fruta más dulce que he conocido. Miró a los ojos de la castaña. Déjame probarte. Ninguna puede superarte. Eres inigualabe.

Estamos juntos ahora, en éste mundo paralelo. Tu eres mi tesoro, lo demás no importa.

Nanami continuó observando al kitsune esperando a que pudiese comprender, mas sin embargo las palabras profinadas por los labios de él indicaron lo opuesto, "soy el mismo de antes", lo escuchó decir, a pesar de los esfuerzos que ella empleaba para que entendiera que no era la dichosa "Yuukiji", él parecía no entenderlo, o mas bien, ignorarlo.
No respondió a aquel comentario, aguardando a que en algún momento comprendiera el porque, de repente, el kitsune que intentó atacarla se comportaba de esa manera y la confundía con otra persona.

Lo escuchó hablar de una melodía, se quedó en silencio mas no logró escuchar nada, era confuso para ella ahora, ¿estaba acaso un poco "loco"?, no, él aprecía alguien cuerdo pero, ¿porque decía esas cosas?. Seguía pensativa estando recostada aun en el kitsune pues sus fuerzas aun no regresaban, y, su mirada se clavó nuevamente en el kitsune cuando este habló, notando la tristeza en sus gestos. Ella abrió los ojos repentinamente, para luego, casi mas que todo por institno, alzar una de sus manos al rostro ageno y pasar sus dedos por su mejilla en un intento de consuelo, auqneu claro, ella no se había percatado de aquello y, solo mantenia su mirada clavada en el rostro de gestos tristes.

-No me molesta tu presencia pero.. es.. extraño... hace unos momentos me atacabas y ahora me confundes con alguien de tu pasado -murmura alzandose un poco para mirarle mejor, sujetando el rostro del kitsune con ambas manos y mirandolo con fijeza a los ojos-Mi nombre es Nanami, no Yuukiji... yo.. no te conozco, o almenos no del pasado.. -siguió mirandolo con fijeza-pero, no por ello quiera decir que tu presencia me moleste -sonrió un poco, para luego abrazarlo- No sé que sea lo que te ocurre, pero... pero... te ayudaré a encontrar a aquella con la que me has confundido -musitó con un poco de ingenuidad la castaña.

Tomoe la miró a los ojos sorprendido. ¡Qué calidez!. ¿Encontrar lo que he encontrado?. La melodía que el escuchaba repentinamente cambió. Siendo así sólo él lo escuchaba, pero ¿Por qué?. El demonio zorro entro en trance, shokeado. Entonces el responsable aparece

-Sacerdotisa, por más que intente decirle que no es su amada, él seguirá ignorándolo- responde una criatura de sexo femenino que sonríe luego de hablarle, su rostro no se ve, pero sí sus labios. Escondida entre los matizales. Ha estado ahi todo el tiempo, pero tenía un instrumento musical por el cual, sólo el kitsune oía. El misterio crecía. Muchas más preguntas estaban por ser formuladas.

Sin embargo, paralelamente, el kitsune estuvo observando todo lo que vivió antes de llegar a Dark Souls, recuerdos felices y tristes, más tristes que felices. Pudo ver su pasado como si estuviese viendo una película en el cine. Notando cuanto le costo madurar dejando a un lado la agresividad y desarrollar la pasividad. Contener y controlar sus sentimientos cediendo sólo dominarse por la lógica.

¿Debería agradecer?. ¿Es una bendición o una maldición?. Exteriormente el cuerpo del kitsune no se movía. Parecía congelado. ¿Qué tiene en mente la criatura que recién se da a conocer?

Nanami notó como por lo que podía apreciar el kitsune había sido paralizado, escuchó aquella voz que la hizo girarse, hubicando sus orbes en aquella misteriosa mujer cuyos labios son los únicos que se podían apreciar, miró nuevamente al kitsune analizando sobre lo que debía o no hacer, en verdad lucía paralizado.
Soltó un fuerte suspiro, una idea cruzó por su cabeza pero, ¿funcionaría?, ¿lograría despertar al kitsune de aquel trance en el que estaba?.
Su energía había regresado por lo que, sin problema alguno se incorporó y colocó ambas manos en el rostro ajeno, observandole a los ojos con fijeza y determinación.

-Haré que vuelvas en ti mismo, lo prometo.. cueste lo que cueste.. -casi susurró, acercando su rostro al ajeno dudando en exceso sobre lo que iba a hacer, mientras que en su mente solo estaba prescente el como hacer despertar al kitsune.

La duda la hizo detenerse a una muy corta distancia pero, frunciendo un poco el ceño, rompió de llenó aquella distancia besando con desición los labios ajenos. No resultaba ser un simple beso, sino uno que era capaz de romper cualquier trance o conjuro impuesto por alguna entidad sobrenatural, aunque, no sabía que tan poderoso era aquello que el ser a sus espaldas había colocado en el kitsune.

Se separó y lo miró nuevamente, cubriendo sus orejas con sus manos evitando así que el sonar de la música llegara hasta estos y solo lo observó aguardando, con el rostro calmo, una ligera sonrisa y una mirada amable.

-Por favor.. vuelve en ti mismo kitsune -susurró para luego mirar a aquella mujer oculta en als sombras- ¿Tu que beneficio obtienes al hacerle algo así a él? -cuestionó mirandole serena sin soltar las orejas del kitsune.

¿Esto es una pesadilla?.¿Acabo de morir?. Yukiji.. susurró el kitsune alsando el brazo viendo la imagen de la mujer, producto de su imaginación. Por fin..iré hacia donde tú estas..Los ojos del kitsune se estremecieron al punto de empezar a lagrimear.

-No! ¿Por qué besas a un desconocido? Tsk..- refunfuñó desconcertada la criatura. Dio pasos al frente mostrándose. Una hada sin lugar a dudas, sus alas eran transparentes. Un rostro bello, pelirroja de ojos verdes llamativos. Tan hermosa criatura que tenía que ver? o ¿Por qué hizo tal acción?. Voló y se ubicó frente a frente a la pelicastaña.

-Yukiji!!!- gritó el kitsune cerrado sus ojos sumido en la técnica ilusoria. El dolor de verla morir. Despierta nuevamente dentro de sus recuerdos
-Si quieres que viva para siempre acepta mi propuesta- sonríe maliciosamente un ser oscuro con un poder tremendo. Sorprendido el kitsune, cometió en su pasado un terrible error y todo por Yukiji. Sentado simplemente observa.

-¿Hiciste bien?- habló la criatura, la dama vió la ilusión en la que se metió del demonio zorro. La pregunta era para Tomoe. Pero éste no respondió solo expresó un rostro triste.

-Revivir los recuerdos más tormentosos de éste demonio, es lo más placentero que he hecho hasta ahora- dijo en tono cruel disfrutando del dolor ajeno.

-La verdad pensé, sacerdotisa, que éste no tenía debilidades- comentó y pego la cabeza del kitsune. La cabeza se movió para adelante pero sin exhibir señal alguna de estar consciente.

-Beneficio? Es Venganza! Pagará por la muerte de mis camaradas!!- habló exhaltada al punto de golpear a la castaña quieriendole dar una bofetada. Pero. Una mano de tez pálida sujeta el brazo de la hada perversa apretandola.

-Alto!- afirmó secamente Tomoe.¿Por qué veo a Yukiji y a ella? meditó el kitsune al volver en sí, veía doble. Fue el brazo del demonio que reaccionó y detuvo el golpe. Se sentía mareado, al parecer el conjuro fue roto o parcialmente. El youkai aun no recuperaba todas sus fuerzas.

La cabeza de la castaña giró observando al ser que se mostraba de entre las sombras, un hada, sin duda alguna hermosa, mas sin embargo nos e dejó distraer con tal belleza y, solo sonrió sin responder a la pregunta, no le diría el porque lo hizo.
De alguna manera inexplicable observó lo mismoq ue el hada observaba, quedandose por unos momentos estática, para luego mirar con severidad al hada, quien se gozaba de revivir el dolor ajenos, los errores, la perdida, todo aquello que aquel kitsune había cometido en su pasado.

Siguió sin quitarle la mirada de encima al hada, frunciendo el ceño al ver como pegó la cabeza del kitsune, luego contempló como el hada se disponía ahora a abofetearla, y, al ver la mano dirigirse a su rostro no tuvo mas reflejo que cerrar sus ojos esperando el sonoro golpe, el cual nunca llegó.
Sus ojos castaños se abrieron y observaron con curiosidad el como una mano albina sujetaba firmemente el brazo que se disponía a golpearla, luego la voz del kitsune la hizo fijar su mirada en él, sonrió al ver que almenos comenzaba a volver en si, para luego observar nuevamente al hada.

-Já pensar que en algún momento creí que las hadas eran las criaturas mas hermosas y una de las mas bondadosas que podrían existir... -se levantó encarando al hada aunque con una sonrisa- La muerte es algo que no se puede evitar y llega cuando menos se espere, torturar a alguien por la meurte de clegas es quizá una de las peores cosas, n digo que este kitsune no haya hecho mal matando a las tuyas pero.. -su rostro repentinamente se hizo sereno-Has hosado jugar con el dolor ajeno para buscar aquello que tu llamas venganza -la castaña suspiró y solo mantivo sus ojos castaños clavados en aquella hada- Dime, ¿hay algo que pueda hacer para que tu lo dejes a él en paz? -preguntó sin titubeos, no queria que esto llegara a ser una lucha entre cualqueira de los presentes, por ello, buscaba una manera de evitar todo eso sin dañas a nadie mas, sin embargo, si el hada hosaba con seguir atormentando al kitsune... quizá la castaña tendría que dejarse llevar por su lado "salvaje" y disfrutar de una manera muy sanguinaria el terminar con la torturadora del kitsune.

Se agachó dandole unos segusdos la espalda al hada, tomando la mano del kitsune y haciendo que soltara el brazo ajeno para dijearla descanzar sobre el regazo de él. Sus orbes castaños lo observaban con curiosidad.
-¿Estas bien? -preguntó esperanod una respuesta coherente por parte del kitsune, para luego vigilar por sobre su hombro al hada en caso de que quisiera de nuevo golpearla a ella.

-Despertó-dijo atónita la hada. Observando al kitsune. Luego escuchó las palabras de la mujer. No hablo. Quedó pensativa. Mientras ésta vez quien le hizo preguntas, fué la sacerdotisa.

La muerte. El dolor ajeno. Tomoe cerró los ojos y movio su cabeza ligeramente. Una..¡ilusión!. Ah..empiezo a entender, ésta hada revivió recuerdos de mi pasado. Bajo su mentón y su cabello cubrió sus ojos. "¿Estas bien?". No respondió a la pregunta de la joven.

Una ráfaga de viento hacia sus movimientos no muy lejos de los presentes. El kitsune empezó a oír los sonidos que provocaban. El de los pájaros, pocas cigarras y grillos. Un conjunto de resonancia. Las hojas verdes moviéndose a ritmo gracias a la pequeña brisa. Luego llega a los expectadores la hada, el kitsune y una mestiza.

-No faltan hadas de la oscuridad- expresó fríamente el kitsune. Recobrara sus poderes. Contemplaba mejor y comprendió lo que acabo de suceder. Oh si!. Tomoe comenzaba a enfadarse.

-Una híbrida te salvará el pellejo?- interrogó al demonio zorro. Decidió no darle explicaciones a la joven mujer. Pero ésta pregunta alimento el corazón a Tomoe a odiarla aún más.

-Eres una deidad o algo?- comentó la criatura refiriendose a la mujer. Cambiando su faceta cruel a una curiosa.

-Tal parece. Decidido- sonríe traviesamente la hada. -Prometo nunca buscarle más, si lo conviertes en tu familiar- comentó alegre. Aun que al kitsune, nada le agrado de ésta propuesta. Se aguantó las ganas de matar a la hada.

-Debe haber otra condición mejor que ésa- mencionó seriamente. Tomoe meditó sus siguientes movimientos, los planes del kitsune cambiaron.

-¿Qué otra propuesta mucho mejor que mi condición hay?- cruzó sus antebrazos la hada, esperando respuesta.

Tomoe observó a la castaña friamente, deseaba adivinar que diría. No me forzará a nada, pero. No tengo alternativa.

La castaña se limitó a escuchar loq ue platicaban ahora el kitsune que había despertado de su trance y aquella hada que comenzaba a desagradarle cada vez más. Durante todo el tiempo solo escuchó esperando a por la respuesta de hada sobre el como perdonar al kitsune pero.. en un inicio aquella respuesta no llegó y solo escuchó la pregunta, asintiendo lentamente sin dar una respuesta verbal, aun aguardaba a por la respuesta que aquella hada le debía de dar.

Notó la sonrisa traviesa que se formó en el rostro del hada y eso le causó curiosidad, mas sin embargo lo siguiente que dijo la desconcertó y luego la dejó un tanto en shock, ¿convertirlo en su familiar para que lo dejase en paz?. Sus ojos se abrieron bastante y permaneción en silencio la chica, deseando ahora mismo largarse, dado a que la manera en la que había hablado el kitsune la aterró un tanto y... no creía ser capas de hacerlo, es decir, si tenía toda la autoridad y poder para ello pero.. en lo respectivo a obligar a alguien a allgo que no desea, se sentía impotente.

Observó de reojo al kitsune y luego a aquella hada, tampoco quería que se librara otra lucha ahi mismo por lo que, soltando un ligero suspiro se agachó hasta la altura del kitsune, miró al hada seria.
-Dado a que quiero evitar cualquier cosa.... bien.. -murmuró muy bajito, observando al kitsune indecisa, para, finalmente acercarse a él, su rostro con el del zorro con rapidez para evitar acobardarse-Lo siento... -fue lo último que susurró antes de sellar sus labios con los del zorro, haciendo así el contrato que lo ataría a ella como su familiar.

Muy para sus adentros temía, había visto un poco del caracter del kitsune anteriormente y, en verdad temía su reacción pero, deseaba evitarle pasar más tragos amargos al kitsune y evitar un baño de sangre por decirlo de alguna manera pues, estaba segura de que si no lo hacía el kitsune atacaría al hada y demás y bueno... no ocurriría nada bueno.
Terminó con aquel beso que encadenó al kitsune a ella y se incorporó, dandole la espalda inmediatamente para mirar al hada con seriedad y un tanto de pena.

-Bien, contrato realizado, ahora, vete y no vuelvas a fastidiar -exclamó, deseando que el hada se marchara pero, a la vez temiendo que, al hacer eso tuviese ahora que encarar al kitsune seguramente molesto por haberse convertido a la fuerza en su familiar.

Ésa mirada no me gusta nada.Mientras veía a los ojos a la castaña. Ella asintio la cabeza para luego quedarse frente a él, cara a cara. Al imaginar el kitsune. Éste no lo podia creer. Que?!.
"...¿evitar?.." frunció el ceño. Pero quedo aun mas impactado al sentir sus labios junto a los suyos y luego, observo sus manos. Dos cadenas que lo sellaban visiblemente ,aun que sintio a otras invisibles.

La hada contemplo feliz
-jajajaja!- rio cruelmente. Juntó sus antebrazos para atajar su pansa. Reía a carcajadas. El céfiro maligno de Tomoe creció al punto de verse a su alrededor flamas azules.

Es ahora o nunca. Rápidamente se dió la vuelta del otro lado, para que la castaña no tuviese tiempo en deternerle. Generó una llama azul en su mano. La hada sorprendida lo mira atentamente. Pero el kitsune le lanza su fuego. La criatura saltó alejándose para atrás, pero sufrió quemaduras. El fuego de Tomoe no le persiguió sino se desvaneció en el aire. La energía del fuego no fue suficiente para cumplir con el propósito de matarla de un sólo golpe.

-¡Muere!- grita desesperada la hada disparando un conjuro hacia ambos. El kitsune se asombra, levantándose, empuja apresuradamente a la híbrida hacia atrás. En momentos como éste. No existía amabilidad ni tiempo para los rodeos. En sí, la protegió sacando un espejo situado dentro de su kimono. Logrando que rebote y el conjuro regrese a la hada, que recibe irremediablemente su propia técnica. El espejo se rompe en pedazos y cae al suelo. Bajó la mirada el kitsune, para verlo.

Espejo mágico, tu función era absorber el conjuro no rebotar. Levantó la mirada y presenció a la hada en el piso, inmóvil. Físicamente no sufrió ningún daño a excepción de las quemaduras.

-Idiotas- exclamó furioso. Sonriendo sádicamente.

-Declarate muerta!- exclamó. Dándose la vuelta y estando frente a la castaña, originó dos flamas azules en ambas manos arrojandole. ¿Qué hará ahora la sacerdotisa?.

Todo pasó muy rápido ante los ojos de la castaña, desde que elc ontrato se hizo visible, su mirada en ningún momento se posó en el kitsune, solo en el hada quien casi fue alcanzada por el fuego del kitsune, escapando epro sufriendo quemaduras, a causa de esto el hada intentó atacar a ambos, la sacerdotisa no reaccionó ante eso y se paralizó, para su cuerte.. o quizá desfortunio... el kitsune la salvó apartandola con brusquedad haciendo que eprdiera el equilibrio al momento y sin remedio cayera al suelo.
Se levantó frotandose la cabeza mientras observaba apenas como el hada perecía a causa de su propio conjuro. Suspiro, no había podido evitar que las coasa salieran mal.

Se levantó mirando al suelo sin querer tener contacto visual con el zorro pero, el escucharlo la hizo lenta y temerosamente mirar al zorro y abrir sus ojos desmenzuradamente, retrocediendo por instinto atemorizada por la expresión que él presentaba en su rostro y aquella aura que denotaba nada menos que furia, estaba claro que de esta no saldría con vida, almenos no si no se le ocurria nada pronto.
Su mirada aterrada estaba clavada en él, sabía que si utilizaba sus poderes de kitsune su cuerpo, al ser humano, quedará lastimado irremediablemente, casi se podía decir que comenzó a temblar cuando algo, de lo poco que podía recordar sobre los contratos así, llamó su atención.
Su rostro se tornó tranquilo, por no decir serio, y, caminó con desición hacia el zorro, quedando frente a frente con él, clavando su mirada castaña, sin temor, en el kitsune, estando a una distancia algo prudente daod a las llamas en las manos de este.

-No me lastimes -exclamó, con autoridad- Te has vuelto mi familiar quieras o no, no me gustaría hacer esto pero... ¡No te atrevas a hacerme daño nunca, menos aun te atrevas a intentar matarme y, en cambio protegeme! -dijo ahora con fuerza, literalmetne ordenandole no hacerlo, frunciendo el ceño y observandole simplemente.

Pude notar el escalofrío de su cuerpo. Eso me encanto!. Pero las órdenes de la mujer produjeron efecto en él. Sintió un poder superior en él.

Cadenas, para expresar mejor su experiencia. No podía oponerse hasta que el fuego se desvanece. Apagándose.

Frunció el ceño impotente. Asi que puede mandarme. Lo único que me faltaba!. Se aproximó a la joven sujetando con sus dedos su mentón. La miró pícaramente.

-Ganaste ordinaria-exclamó, mientras la hada gimió, pero el kitsune escuchó. Giró su mirada a un costado, perdiendo interés en la castaña. Volteo la cabeza y contempló como la hada se levantó mareada, pero movía la cabeza confundida.

-mmm-musitó. Los vió -¿cómo llegue aquí?- preguntó. Tomoe no evitó burlarse soltando una risita.

-Deja el teatro y..- se puso en pie.

-Enfrentame- expresó muy serio. Se paró la hada y los señaló

-No los conozco. Emm- bajó la vista

-¿Cómo me llamo?- terminó diciendo. ¿Perdió la memoria?. Actúa bien. Si en verdad es así. Estoy en paz, pero no de.. ¿Cómo se llamará ésta niña?. Pensó Tomoe haciendo la última pregunta en referencia a la castaña. Muchas cosas han sucedido hoy. Kami-sama te gusta divertirte eh?. Dió la espalda a la sacerdotisa. Enfoco su atención en la hada, era una amenaza, por lo pronto, no se podía confirmar si era cierto la pérdida del conocimiento o una actuación más.

Si mirada seria y decidida seguía clavada en el kitsune, pero sus mejillas tomaron un tono rosa cuando el zorro alzó su mentón mientras su seño se fruncía ante las palabras que este le decía.
Estuvo apunto de decirle algo pero este miró al hada supuestamente fallecida, ella imtó la acción y se quedó perpleja al ver al hada levantarse y hablar. Escuchó al kitsune, pero, ante los ojos de la castaña parecía que el hada no sabía siquiera quien era ella misma, había olvidado todo, o almenos eso aparentaba.

Caminó un poco, quedando no más de tres pasos mas lejos que el kitsune a quien quizá reprocharía luego por llamarle "ordinaria", y solo observó con cautela pero cierto atisbo de preocupación al hada que tenía su vista baja. Se acercó un poco más por inconscientcia y tocó suavemente el brazo del hada.

-¿Estás bien? -preguntó, quizá era una pregunta estúpida, pero fue lo que salió de su boca. Su mano siguió pasada sutilmente en el brazo del hada ignorando el posible peligro que podía ser aquello si el hada solo mentía.

-Idiota- musitó el kitsune frunciendo el ceño.

La hada miro a los ojos a la castaña.
-S-Si- dijo titubeando. Se encontraba en perfecto estado. Pero estaba confusa.
-Mi nombre..¿Cómo me llamo?- insistió en preguntar, se puso ansiosa en saber.

-Tonta- respondió Tomoe secamente, con una mirada frívola. Se dió la vuelta para atrás y empezó a buscar. El abanico. Bajo la mirada y empezó a recorrer cerca de la orilla. No tardo mucho en encontrar su objetivo. Pero no le salio todo el líquido rojo que lo estropeó.

Se sentó sobre sus piernas y sujeto el objeto. Lo observó.
-Tsk- susurró disconforme. Es poco lo que logró salir, luego nada. No habrá algo que pueda limpiarlo por completo?. Levanta la mirada vista al cielo. ¿Donde demonios te metiste Azur?. Se puso irritable el kitsune. Se elevó poniendo de pie. Sin tener el más mínimo interés en la hada o la castaña. Aun que.. empezó a inquietarse. Cambiando de parecer, así como su humor airado.Volteo para ver a la hada. Sabes mucho. Guardó su abanico dentro de la manga del kimono.

Nuevamente recupera el semblante frío y elegante. Típico de él. Aproximándose a ambas. Quedando así a 15 metros de distancia frente a las mujeres.

-¿Cómo se llama éste país?- interrogó. Miró despectivamente a la criatura. Su respuesta definirá si finge o no. La miró a los ojos fijamente. Si mientes me daré cuenta. Centró sus sentidos en ella, el palpitar de su corazón, la respiración, la seguridad en tus palabras. Tus ojos son las puertas de tu alma.