¿Un momento de relax? [Privado]

Era de noche, el tránsito de gente era aún mayor por estas horas, pero por suerte, había tenido el día libre. Aparentemente, esa noche no trabajaría y con mi suerte, quizás, podría encontrar algo a lo que dedicar mi tiempo de otra forma.

Me cambié a una camiseta que mostraba mi ombligo y una falda larga que cubría hasta mis tobillos. Busqué un abrigo ligero al ver que la noche estaba comenzando a refrescar y salí a dar una vuelta por los alrededores.

Estaba más fresco de lo que había previsto, casi que terminé abrazándome a mi misma mientras caminaba pero sin ganas de volver a lo que llamaba mi hogar desde hacia un tiempo, el cuál, ya había perdido la cuenta.

Miré al cielo despejado y me quedé suspirando un momento, sin decir nada y sin prestar más atención que a las estrellas tintineantes que flotaban en el cielo oscuro. Otro suspiro más hasta que volví a caminar. Se notaba en mi manera de andar que no contaba con prisa alguna ni por llegar ni por volver a ningún sitio, pero las cosas cambiarían cuando llegué a pisar en un sitio donde el suelo no era demasiado resistente y acabé hundiéndome en el agua fría del lago. No había notado que estaba cerca de éste hasta que el frío y la humedad del agua me cubrió y me llevó hasta sus profundidades, teniendo que nadar a la superficie.

Sacudí mi cabeza un poco y noté que algo en mi había cambiado y por ésta razón, me mantenía lejos del agua cuando estaba en público: mis piernas habían desapareció para dar lugar a una esbelta cola de pescado, de tono un poco mas oscuro que mi cabello. Desde que era pequeña que cuidaba de éste detalle puesto que cuando el agua mojaba mis piernas, aquella cola de sirena aparecía.

Por suerte, no había nadie o así me confíe, apoyando mis manos sobre la orilla para impulsarme y salir, pero, los sonidos de las ramas quebrándose y un débil murmullo me avisó que no estaba sola. No podía salir o me vería mi coleta y si esperaba, no sabía cuánto iba a demorar.

Me metí dentro del agua nuevamente, pero al hacerlo, el agua se movió y se oyó como un chapuzón, quizás, delatándome, pero aún así, me quedé debajo del agua, con la vista en la superficie esperando que no haya notado mi presencia.

Erik según lo que él opinaba, era que ya no podía más, primero había aparecido en aquel lugar tan extraño, se había perdido en el pueblo y había conocido a una chica muy rara que era un ángel, y esa chica rara según le había purificado sus pulmones, Erik se tocó el pecho y no sintió ningún cambio.

-bah!-, dijo con el ceño fruncido y con el cigarro entre sus labios mientras seguía caminando. Después de eso, decidió ir a la ciudad por si alguien ahí sabía la manera de regresarlo a su lugar de origen, no tenía muchas ganas de regresar, pero aún tenía cosas que hacer y le dieron la dirección, aunque él no le diría dirección a estar caminando como sonámbulo sin un centavo encima, entonces se percató de que primero debió haber buscado un trabajo y haberse informado bien, pues nunca nadie le dijo que tenía que atravesar valle, praderas, caminos desolados, desiertos y solos, llenos de animales y cosas raras y para rematar un bosque entero que a esas horas cuando ya oscurecía daba un aspecto un poco aterrador, y se preguntó a que endemoniada hora o día, llegaría a la dichosa ciudad.

Por suerte aún le quedaba su cajetilla semi nueva de cigarrillos, exhaló el humo que había estado reteniendo en su interior y siguió caminando, esperando no perderse, comenzaba a cansarse y eso no era una muy buena señal, su único ojo le permitió ver a lo lejos algo que parecía cristalino, "agua!", pensó mientrs que se dirigía al lugar, pisó unas cuantas ramas caídas de los árboles que rodeaban lo que parecía ser un lago.

-hah! maldición... me gustaria estar en casa- murmuró por lo bajo mientras que tiraba la colilla de su cigarro escuchando un leve gorgoteo en el agua, -peces!... que nunca duermen?-, se pregunto y apago la colilla con un pisotón. Se detuvo en una de las orillas del río y se agarró, juntó ambas manos por debajo del agua y dejó salir el humo que había inhalado minutos antes, para después levantar sus manos y beber agua. Se libró del parche de su ojo por un momento, para después volver a acunar agua en sus manos y lavarse la cara.

El lago no era tan grande como para nadar muy lejos de la orilla por la que había caído. De todas formas, si lo hacía podía darse cuenta de mi presencia. Me quedé quieta bajo el agua. En éste momento, agradecía ser una sirena y poder seguir respirando debajo del agua o ya habría tenido que salir a dar una bocanada de aire por la falta de oxígeno.

Tuve ganas de rebatirle que no era un pez, pero me contuve o iba a tener que salir y mostrarme. Quién sabe lo que harían los humanos con una sirena, no podía arriesgarme, así que seguí tranquilamente, moviendo mi cola debajo del agua para mantenerme cerca de la superficie y poder vigilar lo que pasaba en tierra así iba a poder salir en cuanto no hubiese nadie.

¡Para qué! El extraño había decido tomar algo de agua del lago y cuando sumergió sus manos en ésta, casi me toca, teniendo que hacerme a un lado rápidamente para no ser descubierta. Tenía suerte de no haber salido con alguna joya o ahora, brillaría debajo del agua.

Entre aburrida y ansiosa, asomé mi cabeza dejando sólo hasta la altura de mis ojos sin cubrir por el agua, viendo de cerca al chico que se había acercado hasta el lago en medio de la oscuridad.

-Vaya que te tomas tu tiempo- bufé con mi rostro mojado y mi mirada cristalina posándose en el pelirrojo. Si seguía así, iba a quedar para siempre metida en el agua y a riesgo de tener que pelear, salí a ver qué pasaba, viendo que se refrescaba echándose agua en la cara.

Erik agradeció aquel toque refrescante en su garganta y en su rostro, suspiró mientras que eliminaba el resto del agua en sus ropas y luego cerrando ambos ojos comenzó a ponerse de nuevo el parche sobre su ojo derecho, apenas lo estaba acomodando cuando escuchó una voz, su ojo izquierdo se abrió de inmediato y su cuerpo se tensó por la sorpresa, quitó sus manos de su rostro y miró hacia el lago donde una cabeza de una chica le miraba.

Como un acto de reflejo se aventó hacia atrás mientras que de sus labios salía un grito, "una mujer", pensó mientras que trataba de controlarse y no perder los estribos, entonces arqueó una de sus cejas y la miró como si estuviera desconcertado.

-que.... que haces en el lago?, que no tienes frío?-, preguntó incrédulo comenzando a pensar si su mente no le estaría jugando algún tipo de broma, pues a esas horas comenzaba a refrescarse el ambiente y el agua no estaba templada, estaba fría. Y guardando distancia se dedicó a seguirla con su ojo, por si ésta decidía acercarse un poco a donde estaba él, él pudiera retroceder.

Pensé que podría asustarlo aparecer así como así, pero no me había imaginado hacerlo a tal punto, soltando una risa al ver cómo se alejaba, más cuando lo escuché gritar. No me pude contener a eso.

-Ten cuidado o te voy a comer- me burlé manteniéndome en la misma posición que anteriormente pero, ahora, con algo diferente ya que mostraba una sonrisa burlona en mi rostro. Me acerqué a la orilla y posé mis brazos sobre ésta pero sin salir por completo del agua, aún recordaba que mi mitad no humana seguía bajo el agua.

-Si te soy sincera, me caí por accidente y llegaste tú, así que no puede salir. Pero me aburrí de estar bajo el agua- y apoyé mi barbilla sobre mis brazos cruzados sobre la tierra. Pronto, noté su comentario sobre el agua, a decir verdad, me había dado frío anteriormente, pero ahora, estaba más que bien con aquella temperatura. Sería el contacto con el agua lo que me tenía así -¿y tú? ¿Qué haces a plena noche en el lago?- pregunté sin dejar de mirarlo pues, por ahora, no iba a intentar salir del agua, no hasta que no me sintiera un poco más segura de que no iba a intentar nada aquel esxtraño.

Su mirada de desconcierto no desapareció, tampoco desapareció la tensión en su cuerpo y esas ganas de cerrar los ojos y tallarselos para asegurarse de que lo que estaba viendo era real, no desaparecía tampoco. Se quedó ahí tirado en el suelo húmedo y miraba hacia la chica que se había acercado a la orilla y al parecer, que disfrutaba de estar en el agua.

Frunció el ceño ante su comentario, quizá a ella le daba gracia, pero a él no tanto, no recordaba cúando fue que comenzó a sentir aquel inexplicable miedo a las mujeres, una vez Granny Liza le había dicho que no era miedo, que solo era desconfianza por haber sufrido bastantes golpes y corazones rotos por parte de las féminas, cosa que tenía sentido, si no, cómo explicaba entonces que pudiera estar cerca de Naoto o de Mimi, o de Nill si no fuera cierto?, entonces pensó en que en lo que tenía desconfianza era de aquellas mujeres que se mostraban muy seguras y seductoras, quizá porque no quería caer en sus 'redes', tan fácilmente, eso lo llevó a desarrollar aquellos reflejos que para variar reflejaban pánico, para las personas era bastante gracioso verlo, para él no tanto. Sacó su cajetilla de cigarros y del interior sacó uno que después deslizó entre sus labios, con su encendedor lo prendió y pronto, dejó partir hacia las alturas aquel humo que por sus labios se colaba.

-mm? entonces te estabas escondiendo o algo parecido?- dijo mientras que arqueaba una ceja sin suavizar su ceño fruncido, y entonces, en medio circulo rodó sus ojos para que éstos quedaran viendo hacia otra parte de aquel lago y no a la chica, -voy de camino a la ciudad...- dijo casi cortantemente mientras que inhalaba y exhalaba humo.

Había dado en el clavo al decir que me escondía pero no estaba segura de decirlo o no, pero mi expresión me traicionó y acabé por correr el rostro suspirando, pero sin responder verbalmente a sus preguntas. Mi cola seguía moviéndose debajo del agua aunque no lo pareciese, estaba disfrutando la helazón de la misma.

-¿Vas de camino a la ciudad?- pregunté sorprendida y divertida por su respuesta -¿sabes? vas por el camino equivocado- le dije entre risas apoyando mis codos contra el suelo. Bien podría guiarlo hasta la ciudad para que no se volviese a perder si era sólo eso, pero volver era un riesgo que no podía correr -puedo enseñarte un camino rápido para llegar a la ciudad, pero no puedo acompañarte sonreí ante mi ofrecimiento. Quizás no era mucho pero era lo que podía darle... aunque tendría que esperar un rato para que eso sucediese mientras estuviese en esta forma.

Erik la miró por unos segundos mientras que volvía a llevar el cigarro ante sus labios, estaba evaluando la situación, estaba totalmente perdido y eso lo sabía, solo estaba siguiendo el camino lo mas humanamente recto que se podía, desde que se había adentrado en ese bosque y sin embargo aquella chica le decía que iba por un camino equivocado, pero era seguro hacerle caso?, bueno, daba igual si de todas formas estaba perdido.

-bueno... te lo agradecería-, respondió mientras que exhalaba humo y suspiraba con un poco de pesadez, -y, también te agradecería si sabes de algun lugar donde pueda encender una fogata sin comprometer la seguridad del bosque-, dijo mientras que seguía mirando de forma extraña a la chica extraña que estaba en el lago, ciertamente no tenía ni idea de porqué estaba ahí, pero si de alguna forma podía serle de ayuda, le agradecería sinceramente.

Me preocupaba que fuese alguno de esos humanos que buscaban mujeres o criaturas de tipo exótico que vender como esclavos en el mercado negro. O había algunos peores aún, pero, ya habia salido y me habia visto ¿podría arriesgarme de nuevo? Quizás....

-Mmmm...podría decirte algún lugar- comenté pero apoyando mis manos sobre el suelo nuevamente, me detuve -¿prometes no volver a gritr como niña asustada?- pregunté antes de hacer algo que pudiese o dejarlo traumado o causarme problemas nuevamente. Aunque por supuesto, iba a tardar un poco en poder moverme con naturalidad pero todo sería más rápido si empezaba con salir del agua ahora.

-ha? y que te hace pensar que voy a gritar? y no grito como niña-, respondió frunciendo el ceño mientras que se ponía de pie y retiraba un poco el cigarro para dejar escapar el humo que apresaba entre sus labios, la siguió mirando con el ceño fruncido y luego, alzó ambos hombros como si nada tuviera importancia y la miro arqueando una ceja mientras que volvía a inhalar el humo de su cigarro, -si vas a decirmelo date prisa quieres.... comienza a hacer frío-, dijo tranquilamente mientras que alzaba su vista hacia el cielo, donde las estrellas comenzaban a titilar haciéndose más brillantes cada vez, una señal de que anochecía demaciado pronto y él lo único que quería era encontrar un buen sitio donde poder encender fuego, calentarse y dormir, aunque también tenía hambre, pero debido a la oscuridad que le impedía ver bien y a su ojo parchado que le debilitaba su sentido de la vista, prefería cazar algo al día siguiente que arriesgarse a cazar algo durante la noche y sufrir algún accidente.

Me hizo gracia la actitud del desconocido. A ésta altura agradecía y no haberme escapado de mi pseudo hogar, sino, no hubiese llegado a tratar con semejante ejemplar como ahora. sonreí ampliamente y con picardía pensando en lo próximo qué decir y en sus explicaciones y argumentos.

-Yo te escuché y sino te veo, juraría que fue una joven inocente la que había sido la autora del grito- comenté conteniendome una risa por ésta razón -pero si tú lo dices, no acepto quejas luego- finalicé posando mis manos contra el suelo y de ésa forma, impulsándome para poder salir del agua. Mi falda cubría el largo de mi cola, pero no llegaba a cubrir la bifucación de mis aletas que se vieron cuando me senté de nuevo en tierra, sacudiendola un poco contra el suelo para que se secase con mayor rapidez. Con mi falda, hizo algo parecido, la remangué y comencé a exprimirla y quitarle el agua así pudiese volver a ser la jovencita casi humana de siempre.

-¿Y qué tienes qué decir?- pregunté virando hacia mi compañero esperando no haberle causado una catarsis nerviosa por culpa de mi verdadera forma de ser.

Alzó una de sus cejas mientras la miraba como si estuviera enfadado, iba a comenzar a replicar pero de que serviría?, si de todos modos por experiencia ya sabía que entre más dijera más le respondían y luego eso se acababa por un círculo vicioso de palabras sin fin que no servían para nada, aunque eso no significaba que le agradara que le estuvieran criticando, "no importa lo que hagas, siempre habrá alguien que critique tu forma de ser porque no les parece correcto, aprende a ignorar", le había dicho su hermano una vez, antes de que desapareciese o muriese, cualquiera de las dos cosas, nunca lo había encontrado y nunca tampoco había encontrado su cuerpo, y estando en ese mundo atrapado, jamás lograría encontrarlo ni saber qué había ocurrido en realidad, suspiró y la miró justo cuando se salía del agua, porque razón gritaría?, se preguntó, a no ser que estuviera desnuda, ahí si gritaría pero la mujer tenía una falta, se llevó el cigarrillo a sus labios y luego su ojo se abrió como si estuviera viendo a un fantasma, pues aunque lo que veía no era uno, sí veía una gran cola de pez donde debían estar dos pies, abrió su boca tratando de articular palabra alguna, el cigarro se le calló y no se inmutó en alzarlo de nuevo, su mano la apuntaba mientras que su garganta hacía extraños ruidos por un intento infructuoso de poder hablar bien hasta que por fin, con mucho esfuerzo solo pudo articular cuatro palabras que dijo en un tono gracioso.

-eres una chica pez!!- dijo mientras que la seguía mirando como si fuera un extraño espécimen en la tierra, quien lo diría?, había visto ya casi de todo... o, eso creyó.

Para lo que me había imaginado, el chico había reaccionado mejor de lo que me lo esperaba. Acabé de acomodarme en tierra alejando mi cola del agua para que al fin pudiese volver a mi apariencia completamente humana y seguir con mi viaje lejos de allí.

-No soy un pez- dije quitando el agua que había quedado en el largo de mi cabello por culpa de la sambullida en el agua fría -soy una sirena. Y no es lo mismo- me anticipé a decir ante su comentario volteando a ver su rostro por semejante descubrimiento. Apostaba a que era una humano que no había visto muchas cosas que habitaban éstas tierras y pudiesen desencajar su rostro con sólo aparecer frente a él.

-¿Tú eres sólo un humano, verdad?- pregunté con curiosidad y mi voz bastante tranquila hablándole al muchacho del parche mientras acababa de exprimir mis prendas esperando volver a caminar en pocos minutos y llevarlo al camino hacia la ciudad así cada uno podría seguir su destino.

Cuando por fin pudo reponerse de su estupefacción fue que vio su cigarro en el suelo, ya no tenía caso salvarlo, estaba húmedo y se había apagado, con mano temblorosa, porque temblaba?, el se preguntó, luego se obligó a sí mismo a estabilizarse aunque sea un poco, suspiro hondamente y aspiró el aire antes de sacar su cajetilla de cigarros y del paquete, sacar un cigarro nuevo y ponerlo en sus labios, si algo podía calmarlo en esos momentos, era el tabaco, así que procedió a guardar su cajetilla y encender su cigarro mientras que nuevamente fruncía el ceño.

-para mí es lo mismo-, dijo toscamente sin mirarla, pues suponía que ver orejas, colas, alas, caras de gato o de perro no supondrían una diferencia, estaba acostumbrado a ello, incluso a lo salvaje que su colega Heine podía llegar a ser en algunas ocasiones, estaba acostumbrado a la pequeña cara de gato de Granny Lyzza y sus compinches, sin duda alguna, pero no estaba preparado para ver a una chica mitad humano y mitad pez, eso era algo nuevo para su ya más que ajetreada vida, inhaló el humo y después de un momento lo exhaló.

-si.. se puede decir que yo si soy normal-, respondió a la otra pregunta, suponiendo que para él, fumar día y noche era normal, o si esque se le podía llamar a su forma de actuar si no tuviera tabaco encima, daba gracias a que llevaba su cajetilla y debía de hacer algo antes de que se le acabara.

Pasando un poco aquel momento que veía al chico intentar reponerse del susto, las ansias o el miedo que le había provocado verme en mi verdadera forma de ser. Era la primera vez que me mostraba ante un extraño y aunque me esperaba una reacción similar, no dejaba de causarme gracia por ello.

-Ok, quizás sea lo mismo, pero sí supieras un poco más de las sirenas, quizás, lo considerarías un poco. Dicen que incluso nos comemos a los hombres después de seducirlos. Creo que es algo que no hacen los peces dije sonriendo observando las uñas de mis dedos.

Agité un poco mi cola contra el suelo. Ya casi había quedado un poco húmeda así que en poco tiempo, iba a poder recuperar mis piernas y volver a andar casi como una persona normal.

-En unos minutos más podré acompañartey supongo que no te perderás de nuevo cuando te deje susurré lo último antes de volver a mirar al muchacho. Suponía que en cuanto se acostumbrase podría mirarme sin sentir esa sensación de extrañeza ante algo que es completamente desconocido para uno.

Cansado de estar en esa postura se levantó y estiró un poco los pies, comenzó a caminar dando pequeños pasitos para que sus piernas casi dormidas volvieran en sí. Sus dedos subían y bajaban con el cigarro, de sus labios salía el humo que se desintegraba hacia las alturas y poco a poco se fue calmando.

-con todo respeto mujer pez, entre menos cosas sepa mejor me va.. te lo diré yo.. que me dedico a eso aunque-, dijo dejando de darle la espalda para dar un paso hacia atrás y poder verla, -si algún día necesito información sobre eso no dudaré en preguntarte-, le volvió a dar la espalda y observó el cielo, la luna ofrecía una hermosa vista y una buena iluminación, sin embargo, entre más tiempo pasaba hacía más frío, estaba un poco más tranquilo y eso le permitiría poder hablar con la chica pez de forma más civilizada o eso pensó hasta que la volvió escuchar hablar y una venita en su frente comenzó a palpitar, -no estoy perdido yo solo te pedi indicaciones jamás te dije que me acompañaras-, dijo cerrando los ojos con el ceño fruncido mientras le daba la espalda.

Acomodé mi cabello con mis manos para más o menos sentirme un poco más arreglada que antes. Apenas si se había secado algo sintiendo la humedad aún en él como en toda mi ropa. Debería estar buscando algún sitio donde pasar la noche en vez de detenerme a hablar con extraños pero ya me había comprometido ¿no?

-Ya te dije que no soy mujer pez, mi nombre es Joseline- dije al fin diciendo mi nombre dado que no me estaba gustando aquellas formas de referirse a mí, aunque, en sus palabras, por una y otra cosa, llegaba a sentir curiosidad -¿te dedicas a recolectar información?- pregunté pues de lo último que lo habría catalogado sería de algo así.

-Y jamás dije que te iba a acompañar todo el camino. Sólo te mostraré una ruta rápida por la que podrás llegar a la ciudad. Yo no puedo andar en lugares como esos sentencié. Hacia poco que había dejado mi "hogar" así que no podía correr el riesgo de dar una vuelta y que me atrapasen. Así que era mejor prevenir que curar.

-lugares como esos?- preguntó después arqueando una ceja mientras dejaba escapar el humo de su boca y la miraba fijamente, suspiró un poco, algo le decía que aquella chica no tenía un lugar al cual ir, acaso estaba como él?, aunque la chica no estaba perdida y de eso estaba seguro, no como él, que había vagabundeado por los lugares y ahora se encontraba camino a la ciudad y perdido en algún punto del bosque, aunque él no quisiera reconocerlo de ese modo.

-si, a eso me dedico-, dijo respondiendo a la anterior pregunta. -Entonces- dijo después tratando de que su tono de voz sonara lo menos hostil posible, -porque no puedes estar en la ciudad?... eres... una delincuente o algo asi?-, dijo mientras la miraba con sus facciones relajadas, pues no quería sonar grosero, su pregunta solamente fue para informarse, no para tratarla de insultar, aunque las únicas mujeres con las que había tratado eran pocas, sabía que tenía que ser respetuoso con ellas, almenos eso fue una de las cosas que su hermano le había enseñado.

Se acercó un poco ofreciéndole la mano para ayudarla a ponerse de pie, aunque al mismo tiempo volteó su cabeza hacia otro lado, tratando de reprimir esos escalofríos que sentía al tocar a una mujer.

¿Qué más podía perder? Ya sabía que era una sirena y no lo veía con intenciones de intentar algo más por lo que tampoco me sentía en peligro ya que como cazador, parecía, podría estar a salvo. Quién sabe si decía algo más y tampoco llegase a importarle lo suficiente como para tomar acciones.

Pensé un poco en eso y los pros y contras ya no importaban, así que me jugué por lo que era más fácil de decir.

-Me escapé. Mi padre me usó para pagar una deuda hace un tiempo. Estuve trabajando un tiempo pero creo que llegué a mi límite ya y sonreí -así que vi la oportunidad y me fui y así fue como hice una corta pausa -por eso, no puedo regresar. Seguro que habrá algunos hombres buscándome y habiendo terminado de contar eso, vi que me tendió la mano, así que acepté poniéndome de pie una vez más ahora que veía que mis piernas ya estaban secas.

-Gracias, cuando quieras, podemos irnos yendo le ofrecí amablemente esperando que diera el sí para irnos yendo

-claro-, dijo todavía mirando hacia otro lado y en cuanto la chica estuvo de pie retiró su mano y la escondió dentro de su gabardina, con la otra simplemente se dedico a acercar y a alejar el cigarro de sus labios.

-pero, entonces no tienes un lugar a donde ir?, preguntó ladeando los ojos hacia ella y la miró con seriedad. De donde venía, no era muy común ver personas en las calles, quizá porque todas las personas incluyendo a los niños, eran llevados a los laboratorios subterráneos para experimentar con ellos, tal como había sucedido con Haine, con Grany Liza y con toddos los niños mitad humano y mitad otra cosa que ella cuidaba, ver a alguien que no tenía un lugar a donde ir le recordaba vagamente a cuando él era un niño, nunca le faltó un techo, pero era que simplemente desde que había perdido a su hermano ya no tenía personas en quien confiar, hasta que encontró a Haine a Bishop y quizá muy recientemente a Naoto. Carraspeó un poco.

-tu guías-, dijo pues él no tenía ni idea de donde rayos estaba ahora que le había dicho que la ciudad estaba hacia otro lado, la noche iba acrecentando y comenzaba a darle aún más frío y hambre.