Tus experiencias con lo desconocido (Fantasmas, demonios, espíritus, lo que quieran)

¡Buenas! Pues ya que estoy bastante espesa como para inventarme algo para abrir un tema, contaré algo que sucedió en mi familia hace casi dos años. No es que sea precisamente un acercamiento al más allá, pero al menos considero que es un hecho... curioso.

Desde que mi bisabuela sufrió una caída en la calle, casi no podía moverse lo suficiente para salir de la casa. Pasaba la mayor parte del tiempo tumbada en la cama o sentada en el sofá debido al dolor de las secuelas que le dejó en la cadera el golpe. Aunque habíamos contratado a una chica para que la atendiera, en mi familia siempre nos turnábamos para estar con ella un rato y hacerle de comer cuando podíamos ir nosotros.

Así pasaron más de 15 años, hasta que enfermó. Un par de meses después yo había ido a comer casualmente con mis primos y mis tíos. No habíamos terminado de almorzar cuando una de mis sobrinas, de 2 años de edad, dijo que la bisabuela se había muerto. Todos nos miramos extrañados y, sabiendo que se había confundido, mi tío le explicó que no, que la bisabuela no se había muerto, que estaba muy malita, pero que no se había muerto. Entonces, mi sobrina (que suele ser muy tranquila) se puso a chillar, gritar, patalear y golpear la mesa con sus pequeños puños. "¡No, no, no y no! ¡La bisabuela se muere hoy! ¡HOY!". Finalmente la madre tuvo que cogerla en sus brazos para calmarla, porque estábamos dando un buen espectáculo en el restaurante. Pero desde luego, la actitud de mi sobrina no había sido para nada normal.

Me contaron que, esa misma noche, estaban mis tíos y mis primos en el salón, charlando y viendo la tele cuando mi sobrina más pequeña, que no había cumplido aún el año, se despertó muy contenta del regazo de su madre. Incluso daba pequeños saltitos mientras estaba sentada en sus rodillas y saludaba con la mano, muy vivamente, a un punto concreto del salón. Lanzaba besitos y alzaba sus brazos, como pidiendo que la auparan, observando aquella vacía esquina. No había nada en el lugar al que señalaba, así que no comprendían su actitud. Mi tío, que había mirado la hora a penas un minuto antes, me contó que eran las 12 de la noche.

Mi abuela se había quedado con mi bisabuela a dormir esa noche (desde que se puso peor, nos turnábamos también para eso). Nos llamó a la mañana siguiente. Mi bisabuela se había muerto. Mi abuela la había acostado a las 10 de la noche y se había despertado a las 9 de la mañana, de modo que pudo suceder en cualquier momento durante ese intervalo. Sin embargo, en mi familia todos estamos bastantes seguros de que se fue a las 12 de la noche del 20 de noviembre.